¡Cachai que fue bacanísimo conocer a Carla y a Dayana! Estuvimos carreteando a dedo una semana por Argentina y Paraguay, vimos las misiones jesuíticas y las cataratas de Iguazú, que son filete, filete. Nos reímos caleta y, bueno, ¡que lo pasamos piola, po!
Carla y Dayana, Dayana y Carla, manejan un delicioso argot chileno-juvenil que he intentado, seguramente sin éxito, reproducir en el párrafo anterior. Lucen en todo momento una radiante y acogedora sonrisa, y dos pequeñas lucecitas brillan siempre en el fondo de sus ojos. Les encanta hacerse fotos, y posan con gracia ante la cámara. Carla y Dayana saben convertir cada situación en una fiesta de lo cotidiano; desbordan ilusión, alegría de vivir, y desde que se levantan hasta que se acuestan impregnan de vitalidad y buen humor todo lo que les rodea.
Conocí a Carla y a Dayana en el hostel “El jesuita”, en San Ignacio, un lindo pueblito, rodeado de selva, de la provincia de Misiones, en Argentina. Aquí se encuentran la misión jesuítica mejor conservada de la zona (dedicaré a las misiones el próximo artículo) y también la casa de ese genio tormentoso que fue Horacio Quiroga. No es casualidad que ambas cosas están en el mismo pueblo: Quiroga, que también era fotógrafo, fue la primera persona que fotografió estas ruinas, en una expedición científica que realizó con su mentor, el profesor y poeta Leopoldo Lugones. Le impresionó tanto la selva misionera que se construyó esta casa y se quedó a vivir aquí, volviendo locos con sus excentricidades a las dos mujeres casi adolescentes que tuvo, a sus tres hijos, y a todo el pueblo de San Ignacio, mientras componía esos afiebrados cuentos de la selva, de amor, de locura y de muerte, que siguen hechizando a todo aquel que los lea.
Desde San Ignacio, Carla, Dayana y yo fuimos haciendo dedo a visitar las cercanas misiones de Loreto y Santa Ana, y también haciendo dedo llegamos hasta Puerto Iguazú, con lo que tuvimos oportunidad de seguir disfrutando de la amabilidad y la buena conversación de los argentinos. En Puerto Iguazú pasamos dos días visitando las cataratas, que son un impresionante espectáculo que uno no se cansa de mirar desde todos los puntos de vista. Decía Italo Calvino que un clásico es aquel libro que, aunque pensamos que lo conocemos perfectamente, siempre te sorprende cuando lo lees por primera vez. Lo mismo se puede aplicar a las maravillas americanas más famosas, como Machu Picchu, el Perito Moreno, las Torres del Paine, Tikal, Palenque o Iguazú. Por muchas fotos que se hayan visto, no deja uno de conmoverse cuando las tiene ante sí.
El Parque Nacional Iguazú, el del lado argentino, está, además, muy cuidado y muy bien organizado. Aparte de innumerables pasarelas para admirar cada catarata desde cualquier perspectiva, y de la constante compañía de los coatíes, cuenta con preciosos senderos ecológicos en los que se pueden ver con facilidad monos y hermosas aves de distinto tipo. El de mayor recorrido es el llamado “sendero macuco”, que termina en una bonita cascada, ideal para darse un baño. Y si el día está bueno, es una maravilla tumbarse a tomar el sol en la playa de la isla San Martín.
Tras ver las misiones paraguayas, y dormir una noche en Encarnación, Me separé de Carla y Dayana en Asunción. Ellas querían apurar sus vacaciones en Bolivia, y yo prefería quedarme un tiempo en Paraguay. Pero la música que desprenden todavía viaja conmigo.
Carla es de Puerto Natales, en la Patagonia chilena, pero hace algunos años que vive en Valparaíso. Acaba de terminar Enfermería, y por como habla y como actúa yo creo que sería una excelente enfermera. Pero ella quiere volver a Puerto Natales y estudiar allí Turismo de aventura. Quiere viajar, aprender, experimentar, ir a sitios donde nunca haya estado, y seguro que combinando las dos profesiones tendrá muchas oportunidades de hacerlo.
Dayana es de Los Andes, una pequeña ciudad de la región de Valparaíso. Hace un año que es fisioterapeuta, y acaba de pasar algunos meses trabajando en la turística localidad de San Pedro de Atacama. Dayana quiere viajar, aprender, experimentar, ir a sitios donde nunca haya estado, y seguro que con su profesión tendrá, también, muchas oportunidades de hacerlo. De momento, es posible que en pocos meses nos veamos en Manaos, donde ella quiere pasar un tiempo aprendiendo medicina natural, y adonde yo quiero ir cuando me llegue el momento de descender el Amazonas.
Carla y Dayana son comunicativas, dinámicas, trabajadoras (ambas se han pagado los estudios trabajando en hoteles, bares y restaurantes, como “coperas”), espontáneas, y tienen una curiosidad, una falta de prejuicios y un sentimiento panamericano que he echado de menos, durante mi estancia en Chile, en otros compatriota suyos de mayor edad. Carla y Dayana era la primera vez que salían de su país, pero seguro que no será la última. Junto a otros jóvenes chilenos y chilenas encantadores que he conocido, dentro y fuera de Chile, constituyen la generación llamada a superar de una vez por todas los traumas que he creído entrever en la sociedad de su país, y de los que (por ejemplo aquí) he hablado en otras ocasiones.
Eduardo!!!!
ResponderEliminarLindo muy lindas tus palabras!!! el viaje estubo increible gracias a ti! nos orientaste mucho....y deceo de corazon que el universo nos junte nuevamente para avanzar un poco mas a tu lado!!!
Y siiii phooooo Cataratas estubo fileeeeteeeeeeeeeee!!!! un beso pho!!!! jajaja
Cariños!
Dayana!
que lindo Eduardo yo era el novio de Carla y al perderla por mi culpa me di cuenta de la gran mujer que perdi de mi lado es una gran ,mujer seca y es como el viento no hay que detenerla ey la amo con todo mi corazon adios Eduardo gracias por cuidarla!!!
ResponderEliminarDayana!! Gracias!! En Manaos o donde sea, seguro que nos volvemos a ver algún día. Un beso fuerte.
ResponderEliminarGracias, Ale. Es verdad que Carla es una chica estupenda, y se merece lo mejor. Ayúdala en lo que puedas. Un saludo.
ResponderEliminarEduardo gracias es maravilloso saber que guardas un lindo recuerdo de las chicas...y saber que forjaron un lazo profundo ..gracias por cuidarlas y disfrutar junto a ellas las maravillas de nuestra sudamerica...un beso de mi parte
ResponderEliminarEduardo, no tengo palabras para darte las gracias amigo!!!! Nos caíste del cielo con Dayana, nunca me imagine la magnitud de nuestra amistad. Para que decirte que yo también me acuerdo mucho de ti y de tu acento tan eshpañolao`.. jajjajaa tio!!!!!
ResponderEliminarEspero que tu viaje aun este siendo todo un exito y se que pronto nos encontraremos en algún lugar de este pequeño mundo, que es maravilloso. Demasiado buena las descripciones que hiciste de nosotras, entiendo que hayas quedado pegado con nosotras (si pasabamos hablando de la inmortalidad del cangrejo y mueriendo de la risa). Te extrañamos!!!
Yo ahora en estoy momentos estoy en Santiago, trabajando en la montaña (en Farellones) Dayana tambien está aqui luego me voy a juntar con ella recuerdas que te hablamos de eso? Bueno, lo estamos realizando..! Te re quiero Eduardo y me acuerdo mucho de ti y me paso peliculas preguntandome en que estas, por que lugares del planeta andas... Cuidate un beso y un abrazo gigante... tu cachai poh!!!! :)
si lo Se Eduardo pero no la cuide y eso lo lamento con todo mi corazon !!!
ResponderEliminargrax a ti por cuidar de ellas lo malo es que no supe aprobechar el estar con ella Carla significa mucho pero me doy cuenta de eso haora que ya no esta a mi lado el hombre no sabe solo sabe herir asi me siento espero que se puedan juntar alguna vez y pasar por lugares y como siempre cuidala grax Eduardo Carla me hablo mucho de ti hrax de verdad .....
ResponderEliminarpd ALE
Vuestras descripciones no son demasiado buenas, Carla: no es tan fácil hablar con gracia de la inmortalidad del cangrejo... lo que no sabíais es que yo iba apuntando las palabras que decíais, pensando ya en el artículo, jeje. Ya sabes que estaremos en contacto. Un beso muy fuerte (y otro para ti, Paola).
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