"La diferencia entre un turista y un viajero reside en que cuando un turista llega a un sitio sabe exactamente el día que partirá. El viajero, sin embargo, cuando llega a un lugar, no puede saber si acaso se quedará allí el resto de su vida" Paul Bowles.

domingo, 12 de septiembre de 2010

TEATRO EN LAS SALINAS (I)

Las jornadas de teatro ALEGREMIA es un proyecto de Diana Civila, directora de la compañía de teatro LA OFENDIDA PRODUCCIONES y coordinadora de los viajes solidarios de ASPA, realizado en colaboración con ACCIÓN ECOLÓGICA, una de las organizaciones con las que colabora ASPA en Ecuador. El objetivo es contribuir, a través de la práctica del teatro, a aumentar la autoestima, la capacidad de liderazgo y, sobre todo, la capacidad de disfrute de los niños y niñas de distintas zonas de Sucumbíos, una zona especialmente dañada por la contaminación petrolera, como seguiremos viendo, y por conflictos fronterizos. La primera experiencia se realizó en la Comunidad de Las Salinas, comunidad de la que ya he hablado en entradas anteriores. A Diana, Mati, Olga y a mí (los viajeros solidarios de ASPA) nos acompañaron Carolina Valladares, joven socióloga representante de ACCIÓN ECOLÓGICA; Paúl y Heidi, profesores de un colegio de Cuenca (Ecuador), que habían decidido colaborar en el proyecto y aprovechar para establecer un intercambio con algunos de sus alumnos; y Pedro, Nicolás, Ivana, Carolina y María José, alumnos de diez años de Paúl y de Heidi que habían estado carteándose con niños de Las Salinas y venían ahora a culminar esta experiencia de intercambio (y, claro, a participar en el teatro). Durante toda la semana que estuvimos allí, los juegos cooperativos y de desinhibición propuestos por Paúl y por Heidi contribuyeron mucho a crear grupo y romper la barrera de la timidez entre unos niños que resultaron aplicados y cariñosos, pero muy cerrados, faltos de inciativa y, sospecho, de autoestima .


INVENTANDO LA HISTORIA

Tras una serie de juegos preparatorios, les propusimos que escribieran cuentos para poder construir un argumento para la obra. Los personajes debían ser animalitos o personas de su entorno, y el escenario, la selva en que vivían. Aunque los niños se entregaron con dedicación a la tarea, el resultado nos dio que pensar: animales antropomorfizados que debían abandonar sus casas para huir de los malos y que terminaban muriendo o sin hogar, padres que abandonaban a sus hijos en manos de padres adoptivos que los maltrataban, ríos contaminados, cazadores furtivos, guerrilleros… A pesar de las grandes dificultades de expresión que demostraban la mayoría, no era difícil hacerse una idea de cuál había sido la experiencia cotidiana de estos críos.


Prácticamente ninguna historia tenía final feliz, y nosotros queríamos hacer un teatro de la Alegría, así que teníamos un problema. El primer día acabó sin que tuviéramos una historia completa, pero, al menos, siguiendo el cuento de Carolyn, teníamos un monito que se bañaba en un río, y luego se subía a un árbol a comerse un plátano, antes de que un tremendo viento lo derribara.


Esa noche decidimos, Diana y yo, el fin de la historia. Introducimos, según figuraba en los cuentos, cazadores furtivos que mataban animales y arrojaban basuras y desperdicios en la selva, y buscamos un final de tipo mágico-maravilloso: una chamana indígena, gracias a unas plantas, cura a todos los animales, limpia el río y la selva, y vuelve buenos a los cazadores para que todos puedan vivir “en paz y armonía, como hijos que somos de la madre naturaleza”. Una conclusión optimista, inocente y feliz, que invitaba a un baile final de despedida. Sólo quedaba ensayar.











1 comentario:

  1. tremenda historia la del final siempre triste de los cuentos. Enhorabuena Edu porque buscar un final mágico es el primer paso para empezar a tener esperanzas en un cambio...Muchos besos desde Sevilla y me alegro de que vuelvas a tener equipo de reportero. A por todas!!!

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