"La diferencia entre un turista y un viajero reside en que cuando un turista llega a un sitio sabe exactamente el día que partirá. El viajero, sin embargo, cuando llega a un lugar, no puede saber si acaso se quedará allí el resto de su vida" Paul Bowles.

sábado, 2 de octubre de 2010

OLMEDO



Si mi compañero José Luis Nuevo está siguiendo este blog, le alegrará saber que fue su paisano y objeto de estudio, el cronista Miguel Cabello Balvoa, quien lo atestiguó: en 1533 el naufragio de un barco negrero en la costa norte del actual Ecuador posibilitó que 23 esclavos africanos (17 hombres y seis mujeres) se asentaran en estas tierras y dieran lugar a la extensa población afroecuatoriana que hoy es mayoría en la provincia de Esmeraldas. Eso dice la leyenda. La realidad es que, aunque el naufragio está bien documentado, estos 23 esclavos no hicieron más que unirse a una comunidad de cimarrones que ya estaba asentada en la selva, conviviendo y mezclándose con los indígenas (“cimarrón” es el término que se utiliza para designar a los esclavos negros huidos de las plantaciones y que se organizan en comunidades libres y clandestinas. Curiosamente, el mismo término sirve para los caballos que huyen de las haciendas, y forman manadas salvajes). En 1599 ya se autodenominaban “República de Zambos” (“zambo” es el término que se usaba para denominar a los hijos de africano e indígena), contaban con más de 100.000 miembros y gozaron de autonomía política y social durante toda la época colonial. Hoy en día, en el cabello liso y los ojos rasgados de muchos de los habitantes de la provincia de Esmeraldas, es fácil reconocer esta historia de mestizaje y libertad.

 
Olmedo es una minúscula población al norte de la provincia de Esmeraldas. Apenas dos calles de casas de pescadores en una lengua de tierra en el estuario de un río. En Olmedo se respira el olor del mar por todos lados, y los cangrejos deambulan por la calle como si fueran animales domésticos. 


En Olmedo siempre han vivido de la pesca, y era una vida fácil y productiva. El ecosistema sustentado por los manglares (los manglares de la provincia de Esmeraldas son, eran, los más altos y poblados del mundo) es generoso y extremadamente fértil. El guano de la inmensidad de pájaros que habitan en ellos se mezcla con los nutrientes vegetales, y sirve de alimento y lugar de desove a decenas de especies de mariscos y pescado, entre los cuales el camarón (lo que en España conocemos como gamba) es sin duda el más apreciado. Hasta hace doce años los camarones saltaban sobre las aguas del estuario, y los niños los pescaban a puñados con sólo enseñarles la red, como si fuera un juego. Hasta hace doce años, la vida era fácil en Olmedo. Hace doce años, la industria camaronera, que ya llevaba décadas instalada en el sur de la provincia, también llegó hasta aquí. 

El mecanismo de producción de la industria camaronera no puede ser más rentable, ya que consiste básicamente en esquilmar los recursos naturales de la zona hasta que ya no quede nada: se talan los manglares para construir grandes piscinas, se filtra el agua del estuario a las piscinas para absorber todas las larvas de camarón, se acelera su crecimiento con abonos químicos, y a los tres meses se recogen, se vacía la piscina y vuelta a empezar. En un día las camaroneras procesan el mismo pescado que antes la comunidad en un año. Durante ocho años las empresas camaroneras realizaron su actividad de forma ilegal, pero ya no: hace cuatro años que el gobierno las legitimó.

  En apenas una década, los efectos de esta predación han sido demoledores: 50 especies animales (aves, pescado y marisco) ha desaparecido de la zona ante la desmesurada tala de los manglares, el 40% de la población de Olmedo se ha visto obligado a emigrar ante la falta de recursos para subsistir, y los que quedan cada vez tienen que levantarse más temprano, y navegar más lejos, para intentar seguir pescando. En el momento en que visité Olmedo, llevaban una semana sin pescado, y los pescadores pasaban el tiempo a la espera, repasando sus redes.  




 Nuestro anfitrión en Olmedo fue Peter, presidente de APACOPBIMN (Asociación de Pescadores Artesanales de Comercialización de Productos Bioacuáticos Manglares del Norte), organización apoyada desde España por ASPA. Él nos cuenta que en estos años también el tejido social se ha visto seriamente afectado por la influencia de las camaroneras. La población de la zona se divide en tres bandos: los que, comprados o amenazados, defienden a las empresas; los que pasivamente observan los acontecimientos e intentan sobrevivir; y los que, como él y los otros miembros de su asociación, luchan por cambiar las cosas. Una lucha que les ha costado cara (el propio Peter se ha visto obligado a abandonar Olmedo y vivir en la clandestinidad, amenazado como está por los sicarios a sueldo de las camaroneras, y sólo de tarde en tarde, y con protección, puede volver a su localidad), pero en la que también han conseguido cosas: una concesión por diez años para gestionar los manglares de la zona, y proceder a su reforestación. En la mirada acuosa de Peter se reflejan los problemas que han tenido que afrontar, y la incertidumbre ante el futuro, pero él sigue defendiendo unos planteamientos muy claros: no quieren tener que emigrar (aunque él haya tenido que hacerlo), no quieren tampoco fuentes de ingreso alternativas, como puede ser el turismo comunitario. Lo que quieren es reforestar sus manglares, que se vayan las empresas camaroneras, y poder seguir viviendo como siempre, de la pesca. En Olmedo lo que quieren es que los dejen en paz. 




5 comentarios:

  1. Buenas Eduardo.

    Que bonitas las fotografías, la primera impresiona!!. Me encanta que nos cuentes cosas que no sabíamos, a pesar de haber estado allí.

    Tu blog se está convirtiendo en lo primero que miro cuando enciendo el ordenador.

    Que te vaya bien.

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  2. Hola Edu.
    Felicidades por las imágenes (o debería decir ventanales..)
    Esto lo acabo de ver, después de leer tu última entrada:
    http://psiquiatrianet.wordpress.com/2010/07/17/camarones-se-vuelven-adictos-al-prozac-que-es-vertido-en-el-mar/

    ¿A que parece un fake?

    Un abrazo
    Jorge

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  3. Me alegra mucho saber que todo vuelve a la normalidad por allí, aunque por desgracia "normalidad" signifique también esquilmar recursos naturales. Lo de Peter me parece una actitud absolutamente heroica, pero seguro que él preferiría no verse obligado a ser tan héroe.
    Felicidades por el blog, tanto el texto como las imágenes son magníficos.

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  4. Por cierto, una curiosidad, para publicar mi anterior comentario me ha salido "bayan" de palabra de verificación. ¿Tendrá esto alguna relación con que las camaroneras se bayan de una vez?

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  5. La serenidad de las fotos es tan quieta que seguro que hacen temblar de rabia a quien las mire. Gracias por el fuego.

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