"La diferencia entre un turista y un viajero reside en que cuando un turista llega a un sitio sabe exactamente el día que partirá. El viajero, sin embargo, cuando llega a un lugar, no puede saber si acaso se quedará allí el resto de su vida" Paul Bowles.

sábado, 31 de julio de 2010

Quito. Primeras impresiones

Al tercer día, después de llevar un rato andando, te das cuenta de que ya no están. No está el dolor en las piernas y en los brazos. No está el resuello entrecortado. No está, sobre todo, la somnolencia constante que te obliga a bostezar a cada rato (el cuerpo te pide oxígeno) y hace que todo lo que uno haga lo haga como sonámbulo. Cuando tu cuerpo se acostumbra a los 2.850 metros de altura sobre el nivel del mar es cuando uno empieza a disfrutar de la ciudad de Quito. Te das cuenta, entonces, de que lo que te pareció una ciudad anodina y sin personalidad es en realidad una localidad muy habitable, con un casco histórico no tan espectacular como los quiteños creen pero coqueto y muy bien conservado, y una parte nueva sorprendentemente tranquila y segura, bien organizada y dotada además de una vida cultural nada desdeñable. Quito se extiende como una serpiente a lo largo de la llamada "avenida de los volcanes", y cuando uno camina por sus calles se siente siempre, a izquierda, derecha o a ambos lados, protegido por ellos. Es una delicia ver ponerse el sol tras el Pichincha en algún café de la Plaza del Teatro, o tomarse un "canelazo" en la Ronda de la ciudad vieja. La gente es muy tranquila y habla casi susurrando, y hasta las bocinas de los coches, no demasiado frecuentes, parece que suenan amortiguadas. Cuando el cuerpo te responde, dan ganas hasta de sacar la cámara a la calle. Pero ya es tarde. No tengo, de momento, fotos de Quito.

2 comentarios:

  1. Para que veas que si que miro me a gustado todo las fotos sobre todo son muy chulas.Mucho animo y sigue a delante suerte.MARI ÁNGELES P.B

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  2. Hola, Eduardo! Me ha alegrado mucho recibir tu enlace con este blog y conocer lo que estás haciendo. Te envidio profundamente, porque es lo que yo siempre he soñado hacer alguna vez en la vida, pero tú has tenido el valor que a mí me falta. Por el momento, me conformo con seguir tus entradas. Muchos besos
    MARIOLA

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